¿Por qué hemos tenido que esperar más de cincuenta años para que escuchar esta grabación?

Pollini tenía entonces 18 años, y faltaban aún doce años para que volviera a grabar los estudios, para Deutsche Grammophon, con una grabación que se convertiría en referencia del pianismo del siglo XX.
Ambas grabaciones guardan muchas similitudes. Sin embargo, la primera, ahora recuperada, se caracteriza por un toque más ligero, mayor frescura, ímpetu y una mayor libertad musical. El mismo virtuosismo perfecto, el mismo artista, pero sin el peso de su propio nombre y sin la guía de Arturo Benedetti Michelangeli, con quien comenzaría a trabajar muy poco después.
Ambas grabaciones guardan muchas similitudes. Sin embargo, la primera, ahora recuperada, se caracteriza por un toque más ligero, mayor frescura, ímpetu y una mayor libertad musical. El mismo virtuosismo perfecto, el mismo artista, pero sin el peso de su propio nombre y sin la guía de Arturo Benedetti Michelangeli, con quien comenzaría a trabajar muy poco después.
Los tempos de ambas versiones son prácticamente idénticos, aunque en los estudios lentos (como los números 3 y 6 de la Op. 10, y 7 y 22 de la Op. 25) ralentiza la expresión y se regodea aún más, si cabe, en su belleza melódica. El uso del pedal es también más comedido, lo que incide en una sonoridad más nítida y directa. Se trata, en definitiva, de una versión más espontánea y libre y, quizás, más cómplice con el estilo del Chopin veinteañero que compone los estudios. En cualquier caso, es Pollini en estado puro.
Un fragmento de cada estudio lo podemos escuchar aquí.
¡Disfrutadlo!